El índice económico adelantado de Estados Unidos cayó por sexto mes consecutivo en mayo, una tendencia que, según el Conference Board, ha activado una “señal de recesión” en la mayor economía del mundo. El dato apunta a un deterioro gradual de los fundamentos económicos, afectado por la pérdida de dinamismo del consumo, la debilidad manufacturera y un repunte en los indicadores del mercado laboral.
El indicador retrocedió un 0,1% en mayo, para ubicarse en 99,0 puntos, luego de una caída revisada del 1,4% en abril, la más pronunciada desde los primeros meses de la pandemia en 2020. Aunque el dato mensual estuvo en línea con las previsiones de los analistas consultados por Reuters, la trayectoria semestral es la que genera mayor preocupación.
“La tasa de crecimiento semestral se ha tornado más negativa, lo que ha activado la señal de recesión”, afirmó Justyna Zabinska-La Monica, gerente senior de ciclo económico del Conference Board.
La institución, no obstante, no pronostica una recesión en el corto plazo, pero sí anticipa una desaceleración importante del PIB en 2025, con un crecimiento proyectado de apenas 1,6%, frente al impulso observado en 2024. Parte de esta ralentización estaría vinculada al impacto persistente de los aranceles impulsados por la administración del presidente Donald Trump.
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Contrapeso bursátil
Durante mayo, el único componente que contribuyó positivamente al índice fue el desempeño de los mercados bursátiles, que repuntaron tras una racha de caídas asociadas al nerviosismo por la política comercial de Washington. Sin embargo, este impulso fue superado por señales negativas en otros frentes: la caída en los nuevos pedidos manufactureros, el aumento de solicitudes de subsidio por desempleo, y la baja en los permisos de construcción.
Cabe recordar que este mismo índice había sugerido una recesión hace algunos años, durante el pico inflacionario posterior a la pandemia. Sin embargo, la economía logró sortear esa advertencia sin entrar formalmente en contracción.
Con las elecciones presidenciales en el horizonte y la Reserva Federal bajo presión para calibrar su política de tasas, los próximos meses serán claves para definir si esta nueva señal se convierte en una profecía autocumplida o en un aviso que el crecimiento aún puede evitar.